CORTÁZAR

Este relato participa en el Reto anual: 12 meses 12 Relatos 2021 organizado por De aquí y de allá by TanitBenNajash 

Estaba frente al ataúd, sentada a unos dos metros; no se atrevía a estar más cerca, a ver a Rubén en paz porque semejante mente era incapaz de estar en paz.

Sí, Mónica recordaba lo aterrador que fue ese día para ella, lo atemorizante que era ver dentro de la caja el cadáver que bien podría ser de Rubén o bien podría ser el de ella.

Los diez que siguen  — C.A. Vímez

—¿Por qué Cortázar?

La pregunta quedó flotando entre nosotros mientras dabas un sorbo a

tu café. No pude hacer más que sonreír de manera enigmática, ese gesto siempre te desesperó.

—Nunca te diré

Nos despedimos tras algunas objeciones de tu parte y muchísimos intentos de chantaje. Reconocí el hecho de que siguieras intentándolo, aun cuando sabíamos que a quién se le daba mejor chantajear al otro era a mí. Nuestro encuentro terminó con risas cuando quisiste meterte en mi chaqueta morada: lucías como salchicha atrapada. Amenazaste con no devolverla y proclamaste que debía regalarte una: no estaba a discusión.

Durante el camino a casa le di vueltas a tu pregunta. Sabía que en nuestro siguiente encuentro insistirías e iniciaríamos un bucle infinito de negativas mías a decirte seguido de insistencias tuyas por saber. Jugar a «Tipo y Chaka» le llamábamos. Estaba decidida a no responderte, ¡clamarías que era porque ni yo sabía! Y te equivocarías enormemente; tenía la respuesta desde poco después de conocerte, se había ido madurando y reafirmando con cada encuentro, cada charla, cada relato leído y cada idea que me explicabas.

Pasaron los años, nos añejamos entre cerveza, vino y whisky. Nos volvimos dependientes de nuestra presencia, opiniones, ideas, discusiones; de cualquier cosa que implicara algo «nuestro». La pregunta reaparecía, flotaba un poco y se olvidaba, escondida entre pláticas de toda índole.

—¿Recuerdas cuando nos conocimos?

Pusiste esa sonrisa radiante, llegaba a tus ojos y te hacía parecer eterno. Ordenaste dos cervezas, respondiste hasta que chocamos las botellas.

—Por la épica carrera de escobas que te dio el privilegio de conocerme

Nos carcajeamos cuando las palabras salieron de nuestras bocas al unísono; nos pasaba seguido, habíamos dado nombre al fenómeno y nos regodeábamos por ello. Hiciste la pregunta, me negué a responder.

Sé que comprendes la importancia de no haberlo hecho como yo comprendo la importancia del número de relleno en tus listas; pero no es suficiente. Así que acá va mi propia lista.

¿Por qué Cortázar? 

  1. Tu imaginación de fábula
  2. Tú mirada sensible a la vida y la literatura.
  3. Tu compromiso con tus ideas y tu falta de miedo a expresarlas.
  4.  Tu intelecto poco común.
  5. Tu narrativa y tu poesía, fluyendo siempre de tus dedos.
  6. Tú constancia y esmero.
  7. Este está relleno.
  8. Tu imaginación vasta, esa que te llevó a construir universos propios. Siempre tendremos Sympán.
  9. Tus ideas, tus demonios , tus luces. Sórburu.

Es tan simple y obvio que pienso que en realidad lo sabías pero querías escucharme decirlo.

Mientras se consume el sol observo sin creerlo la lápida de granito que nos separa como nada lo hizo antes. Y la odio, con la misma intensidad que te amo y amaré. Mi mano tiembla cuando al fin reúno el valor para acercarme. Una tarjeta con tipografía impresa, la misma que llevo cargando en el bolsillo todo el día, esa que he tenido que tocar cada vez que me deshacía por dentro.

KAT TAJAK’TIJAK TA’JAK; en mayúsculas y negritas, como todo lo realmente importante que a lo largo de los años nos escribimos.

Tu sonrisa, tu voz y tus abrazos me taladran el alma mientras doy la vuelta para alejarme. La vida no es justa, lo sabíamos, pero este no era el final que le escribimos. Se me estruja todo al pensar en las promesas que quedaran sin cumplir, en las páginas de las historias que permanecerán empolvadas como testigos de una imaginación sin límites.

Me derrumbo y no puedo evitar el lamento soterrado de dolor que finalmente sale por mi garganta. Y lloró: por ti, por mí, por lo que no tendrá final, por las risas que se quedarán en un cajón.

—Real

Lo susurro al viento sabiendo que llegará a ti, no es necesario agregar

nada más, como siempre sabrás el significado, lo que está detrás.

Desde aquél día pensé constantemente en vos, te soñé muchas veces acá, en este mismo lugar donde he pasado tantas horas de mi vida.

El túnel Ernesto Sabato

Enero fue un mes lleno de altibajos, mi capacidad creativa brilló por su ausencia. Sinceramente iba a rendirme con el anual antes de empezar, pero entonces este relato que tenía en el tintero desde hace más de un año hizo su aparición y se empeñó en que lo publicará. Lo edite lo mejor que pude en el tiempo que me quedaba, y lo voy a enviar aunque todo en mi me grita que no lo haga. No hay peor intento que el que no se hace.

Deja un comentario